Jesús se queda, explotadores
Y es que en el mundo laboral, y en el sector de la seguridad privada todavía más, aún quedan empresas que, al estilo de los esclavistas del siglo XIX, siguen con la costumbre de mirarles la dentadura a los trabajadores antes de renovarles el contrato.
Jesús no puede trabajar de noche. Lo certifican varios informes médicos. Tanto el trabajador como el STS-C informaron a Loomis de ello, pero cambiarle los cuadrantes parece que no entraba en los planes de los esclavistas, que en vez de seres humanos creen que sus vigilantes son animales de carga a los que explotar hasta que revienten. Volvieron a programarle turnos nocturnos. Si total, era un trabajador temporal, por mucho que fuera de nuestro sindicato, no se atrevería a quejarse.
Pero en Loomis no contaban con Esther, la presidenta de salud laboral, que tomó cartas en el asunto y le puso las pilas al jefe de tráfico para que Jesús no volviera a hacer turno de noche. Esther se presentó en la empresa y no se fue de allí hasta que salió con el cuadrante de Jesús modificado y sin noches.
Siendo así, los caciques se reunieron y decidieron que, ante la imposibilidad de imponer su autoridad como amos, iban a sacar el látigo y a dar ejemplo con Jesús, no renovándole el contrato. Iban a aprender los esclavos quién manda aquí.
Pero es que los esclavos, cuando son del STS-C, son un poco menos esclavos y, por tanto, no íbamos a permitir que se salieran con la suya.
Ahora, unos meses después, la justicia nos ha dado la razón y, quedando demostrado sin ningún género de dudas que Loomis no renovó a Jesús por sus problemas de salud, ha condenado a la empresa a readmitirlo, además de pagarle no una sino dos indemnizaciones.
Pagarán con dinero su falta de humanidad, porque no tienen otra cosa.
Salud
Me alegro un montón por Jesús y la empresa que se fastidie buen trabajo saludos desde Madrid
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